Frente a un sector necesitado de la población, el otro se permite el lujo de hacer mal uso de los recursos disponibles. La lucha contra el despilfarro está ligada a la razón de ser de los Bancos de Alimentos.

El 19 de enero de 2012 se publica una Resolución del Parlamento Europeo sobre “cómo evitar el despilfarro”, poniendo como meta que en 2025 se haya reducido a la mitad ese mal uso de los alimentos.

Según datos de la Comisión Europea, la generación de residuos alimentarios en los Estados miembros se cifra en 179 kg por habitante al año. Se considera urgente la adopción de medidas en ese sentido. Se pide al Consejo Europeo que proclamen 2014 Año Europeo contra el Despilfarro de Alimentos para sensibilizar a los ciudadanos y llamar la atención a los Gobiernos.

Según estimaciones de la Comisión Europea el despilfarro se origina en distintos puntos:

El 42% se produce en las familias (el 60% del cual se podría evitar).
El 39% en la industria.
El 14% en la restauración.
El 5% restante en la distribución, aunque sea este porcentaje el que más claramente percibimos.

Con estos datos no hacemos más que enfatizar lo que desde el origen de los Bancos es su principal objetivo: transferir recursos de la parte de la sociedad que tiene de sobra para vivir bien a otra a la que le falta lo más elemental. Romper la triste coexistencia de excedentes-hambre.

Debemos pasar del lema “Somos lo que comemos” a este otro “Somos lo que tiramos”.